jueves, 30 de septiembre de 2010

Mariposas.

Noche. No tarde, si no madrugada.

Dos sombras. Música de fondo que no es importante. Lo realmente importante es el interior.

Nervios. Ganas de saltar, gritar, dar vueltas... Volar.

Esperanza en todo. Cada día, hora, minuto y segundo.

Aceleración. Llegamos a las 90 ppm... pero no lo decimos.

Miedo. Sólo una sombra titubéa ante todo, ya que los pronósticos, como todo el mundo sabe, pueden ser erróneos... Pero no se le echa cuenta, aunque te corróe.

Frio. Calor. Todo sobra. Todo falta. Da igual, no importa... Lo realmente importante, repito, es el interior.

Parece mucho. Es mucho... Pero es poco.

Estás ahí, yo lo sé.

Se dice con demasiada facilidad "te quiero"... Con tanta que hiere a veces.

Máscaras fuera.

Mariposas.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Esperanza.

Tiempo.(Del lat. tempus).

Sigue ahí.


Mentiras. Falsedad. Hipocresía. No aguantó más.


- ¿Acaso no estás cansado de esto?


- Sí.


- ¿Porqué no abandonas entonces?


Se hizo un silencio incómodo, ya que no sabía qué responder. Estaba claro que ya estaba cansado de la misma situación una y otra vez...


- Sólo quiero volar.


- ¿Volar a donde?


- Lejos... Quiero dormir.


- Ahora no.


-Esta conversación me da dolor de cabeza.


- Pues lo siento, pero quiero respuestas.


- ¿Acaso no ves lo que ocurre día tras día en mí? Ya no busco sonreír porque duele. Sólo quiero pensar en aquello que de verdad me interesa, y ni siquiera sé si lo que de verdad me interesa piensa en mí la mitad de las veces que yo lo hago.


- Clara enfermedad.


Golpe contundente en el pecho. El pulso se normalizó. Abrió los ojos y vió que no estaba allí. Encontróse con sus amigos, en un banco echado... Nadie sospechó lo que acababa de ocurrir... Aunque tampoco importó. No es la primera vez. No será la última.


"Déjalo... Debes hacer lo que quieras"


Giró la cabeza por volver a escuchar la voz... Pero sólo fue sonido.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Ilusión.

Su ilusión dejó un mensaje en el viento.

"Levántate."

Duda. Aún resta sentado, con la esperanza de que pueda levantarse, pero sólo la lluvia hará que la roca pese lo suficiéntemente poco a causa de la erosión.

Tiempo. Pausa.

No es más que un triste deséo. Un ápice de luz sobre las raíces de un árbol, viejo y cansado, con ganas de resucitar y revivir lo que fue antes... Mas por ahora, sólo es un triste deseo.

¿Vuela acaso un ave que tiene alas, o sólo se limita a imaginarse? ¿Puede ser tan fuerte la ilusión y el deséo como para dividirse? ¿Será tan fuerte la ilusión?...

Triste pasión que yace encerrada y oculta en lo más profunda de la peor prisión imaginable, el corazón.

Retomando.

Tras varios mensajes inquietos, llegó la desesperación. Siguió sentado, viendo como la roca, a pesar de la lluvia, no varió.

Grito de impotencia. Maldito desprendimiento. Muere tras varios intentos de nacer el hijo que nunca tuvo.

Llanto con tristeza embargó su ser pues nada le quedaba, mas menos le quedó. Perdido y solo se hayó, ya que hasta la esperanza de separó de él.

Perdido se hayó, tan sólo en sus labios restaba un dulce sabor a miel. Miel que no volverá a probar.

Heridas. No provocadas por sí ni per se, pero abrazadas fueron pues dióse cuenta de que era lo único que le acompañó en el camino más largo que se puede imaginar, la gélida travesía de la vida.

Esperanza.